No parece una novedad que el eje central de nuestro Seminario sea el avance del neoliberalismo (Hobsbawm, 1999), pues este proceso ya lleva 50 o 60 años, dependiendo de la zona del planeta a la que nos refiramos.
Lo que parece ser más que una novedad, una necesidad, es encender la luz de alarma generalizada sobre este proceso. El neoliberalismo, no solo es una doctrina económica neoclásica que vino a mejorar la rentabilidad de las grandes corporaciones y bancos del mundo, sino un “nuevo orden civilizatorio” camino a la construcción de un “neo sujeto” (Dardot y Laval, 2009) y ha penetrado los lugares más lejanos, comercializado en los territorios más hostiles y seducido los deseos más íntimos.
Medir la rentabilidad de todo, aprovechar todas oportunidades como si eso fuera un fin que justifica cualquier medio, imaginarse a sí mismo como un capital “humano”, construir el relato de una pobreza en soledad y causa de nuestro propio y exclusivo desempeño, asumir el mercado como espacio de justicia, ejemplo del fatalismo económico (Bourdieu, 1997), la metamorfosis del mundo del trabajo y la flexibilización (Antunes, 1998, 2018), disciplinar nuestras proyecciones para que aceptemos vivir en la incertidumbre en plena edad de la fibra óptica. Esta es en parte la fuerza del nuevo orden civilizatorio. Estamos siendo como ciudadanos, víctimas de un lawfare mediático que nos convence día a día de ser capaces como especie de destruir el planeta, pero desestimula cualquier intento de cambiar el modo de producción (Zizek, 2004)
Todo ello forma parte de esta catarata de la que se hace difícil beber. Inundados de datos, gobernados por algoritmos, empleados por plataformas (Srnicek, 2018). Estamos necesitados de reconstruirnos como sujeto político. Porque si algo identifica al neoliberalismo, es ser representante de la despolitización. “(…) la pos política actual no puede acceder a la dimensión verdaderamente política de la universalidad: porque impide que silenciosamente la esfera de la economía se politice” (Zizek, 2001: 377).
El neoliberalismo, “(…) representa el primer proyecto de la modernidad que directamente reniega de la igualdad, cambiando de manera explícita los parámetros de legitimidad y, por lo tanto, de merecimiento, pues se funda en la desigualdad como una virtud”. (Danani, 2008:46).
El neoliberalismo ha desarrollado un paradigma tendiente a deslegitimar lo público, la construcción de ciudadanía y de lo colectivo/común. Ha erosionado la construcción de identidad de la solidaridad mutual creando el ahorro previsional privado, ha privatizado las empresas públicas, terminado con la negociación tripartita y solo ha devuelto una serie de mandamientos donde se expresan los derechos del cliente.
Ha sido la descalificación del Estado, como es evidente, la piedra de toque del privatismo de la ideología neoliberal: la defensa del `estado mínimo´ pretende, fundamentalmente, `el máximo estado al capital´ (…), es `un proyecto histórico de la derecha´, dirigido a `liberar la acumulación [capitalista] de todas las cadenas impuestas por la democracia. (Netto, 2012:422).
Las palabras de la Dama de Hierro, son elocuentes para comprender el sentido de este proyecto. La economía es el método, el objetivo es cambiar el alma, así como no hay sociedad sino individuos, esto es lo que dibuja claramente los límites del nuevo orden civilizatorio.
En este sentido es que la actual Pandemia de COVID- 19 se presenta no ya como un problema fundamentalmente sanitario sino político, en la medida en que devela y profundiza los estragos del modelo económico-político. Al decir de Giroux “La pandemia del coronavirus ha corrido la cortina para revelar el poder de un neoliberalismo brutal -y sus mercados financieros globales- en toda su crueldad. Es un sistema que no sólo ha erosionado los ideales democráticos de igualdad y soberanía popular, sino que también ha creado un contexto político y económico en el cual la pandemia inminente ejerce presión en los trabajadores de la salud y en los hospitales a los que les faltan respiradores y otros equipamientos esenciales para tratar a los pacientes y limitar el número de muertes causadas por el virus.” (2021: 8)
La convocatoria para un seminario latinoamericano de enseñanza e investigación en Trabajo Social, no puede ser ajena a este proceso, pero tampoco puede hacer una lectura rápida, superflua, de manual. Por el contrario, debe ser convocada la dimensión política, el sujeto capaz de enfrentar el nuevo orden civilizatorio. Por eso la convocatoria es a pensarnos como sujeto colectivo en este marco dinámico, donde aún nada ha quedado resuelto.
Bibliografía
- Antunes, R. (2018). O privilegio da Servidao. Sao Paulo, Boitempo.
- Antunes. R. (1998). Adeus ao Trabalho? Ensaio sobre as metamorfoses e a centralidade do mundo do trabalho. Sao Paulo Ed. Cortez Editora.
- Bourdieu, P (1997) Una utopía razonada: contra el fatalismo económicoEste texto reproduce el discurso de aceptación de Pierre Bourdieu del Ernst-Bloch Preis de la ciudad de Ludwigshafen, el 22 de noviembre de 1997.
- Danani. C. (2008) “América Latina luego del mito del progreso neoliberal: las políticas sociales y el problema de la desigualdad”. Ciências Sociais Unisinos 44(1):39-48, janeiro/abril
- Dardot P y Laval. C (2009) La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Ed Editorial Gedisa Calves contemporáneas. Barcelona.
- Giroux, H. (2021) “La pandemia de Covid-19 está exponiendo la plaga del Neoliberalismo”. En Praxis Educativa (Arg), vol. 24, núm. 2, 2020 Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
- Hobsbawm, E (1999) “Historia del siglo XX 1914–1991”. CRÍTICA –Grijalbo Mondadori, S.A.- Buenos Aires, Argentina.
- Netto, J. P (2012). «Crise do capital e consequencias societárias». Sao Paulo. Servico Social e Sociedade Nº 111
- Srnicek, N. (2018) Capitalismo de plataformas. Editorial Caja Negra. Bs As
- Zîzêk, S (2004) Ideología, Un mapa de la cuestión. FCE. Bs As.
- Zîzêk, S (2001) El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología política. Editorial Paidos. Buenos Aires.